jueves, diciembre 22, 2016

Los Reyes Magos


El niño Dios por fin nació entre tanta improvisación.
María exhausta reposó observando tan puro amor.
La pobre que mal lo pasó buscando una habitación.
Hasta sentir tantísimo dolor que José en un portal la metió.


María muy cansada estaba, pero el sueño no encontraba.
Tal alegría su niño le daba, que la tenía emocionada.
Y qué gracia la mula y el buey daban, parecía que les hablaban.
Encantados también estaban, y mucho calor aportaban.


Muy poco tiempo pasaba, y muchos pastores se les acercaban.
¡Frente al niño se arrodillaban!, ¡era cierto lo que esperaban!.
De una estrella les hablaban, ¡encima del establo estaba!.
Decían que un ángel les guiaba, ¡hasta esa humilde morada!.


Muchos presentes dejaban, para que el niño bien se criara.
¡Viva el niño Dios! gritaban los pastores en algarada.
¡Qué alegría todos daban en aquella madrugada!.
¡Dios mío, le adoraban!,¡era el Dios que les salvaba!


Llegaron tres reyes a verlo. Con oro, mirra e incienso.
Hablaban como adivinos entre ellos, tan sólo de estrellas y reinos.
Eran paganos sin miedo, que en las estrellas creyeron.
Una sola vieron en sueños , ¡ justo ésa que todos vieron!.


Les fueron diciendo ese sueño: que un rey nacería en ese reino.
El rey de los Judíos dijeron, para ser más concretos…
¡De hecho a Herodes fueron a conocerlo!
Y éste les dijo que no era cierto…


Entonces persiguieron un poco más a la estrella, que ya no estaba tan lejos.
Y llegaron hasta Belén, ¡Y había un establo lleno de obsequios!.
La estrella justo arriba, alumbrando el gran acontecimiento.
Y un pobre niño encontraron dentro, ¡con sus padres muy contentos!


No cabía duda entonces, ¡ese era el Rey de sus sueños!.
Se le acercaron muy contentos, y sus presentes  le dieron.
Y a los padres les dijeron, que Herodes no lo quería en el reino.
Que se fueran pronto de Belén, por otro camino sin riesgo.





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