jueves, abril 18, 2013

Quieta en tu escultura

María, 
que paciencia, 
por Dios, madre mía, 
qué paciencia.

Desde el cielo estas dispuesta a echar una mano, 
y en la tierra sólo te vemos hierática esperando.

Y mientras vamos entendiendo con la experiencia,
casi ya no sabes cómo hacer notar tu presencia.

Quieta en tu escultura lloras sangre si hace falta,
para que el mensaje de tu hijo no se eche en falta.

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