Qué aburrido es el aburrimiento y qué divertida la diversión,
aunque ambos juntos pueden tener comprensión.
El problema surge cuando la diversión es el aburrimiento
y el aburrimiento es la diversión.
Os dejo publicadas las reflexiones que me han ido surgiendo hasta ahora y desde ahora en los años de convivencia con el mundo que me ha tocado vivir, y compartirlas con quien quiera compartirlas. Soy abiertamente católica, y mis reflexiones son el fruto de un ejercicio profundo con base en la espiritualidad, la psicología y la experiencia vital. A ver qué os parece. Un saludo muy atento, y mucho ánimo en vuestro camino. Lucia, 34 años. Marzo 2013. España.
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